Cuando las últimas guiris me abandonaron el sábado, a mí todavía me quedaba cuerda. Como, después de todo lo que habíamos comido, lo que menos tenía era hambre, y ya pasaba la hora de cenar, llamé a LosDeSiempre. En diez minutos improvisamos una noche en casa. Nos dieron las tres, sin hacer absolutamente nada, más que estar juntos. Sofá, música, y risas, muchas muchas risas. Ataques de esos en los que te acabas riendo de que Ele se ríe de que Alex ha dicho que... y vuelta a empezar.
Yo tengo una teoría con los hombres y los sofás, que como todavía no os he contado, y me viene al pelo, voy a meter aquí. Cada uno tiene su forma de ver cómo avanza una relación, de cuales son los momentos importantes, los que marcan la diferencia.
La última vez que supe que podía pasar el resto de mi vida con alguien, fue en un momento sofá. Estábamos viendo la tele, después de comer y me tumbé hacia el lado contrario al que estaba él, que se quedó sentado. Iba descalza y en algún momento mis pies acabaron debajo de su piernas y su mano encima de las mías. Es un gesto muy normal, muy íntimo, pero tan corriente que suele pasar desapercibido. Hasta que te das cuenta y entonces lo sabes. Aquella historia no fue bien, pero podía haberlo ido.
El sábado por la noche estábamos en casa, aletargados, y supe que quería que los cuatro que tenía tumbados más o menos cerca, siguieran compartiendo todos mis sofases.
Genial post. Me ha encantado esa percepción tuya...
ResponderEliminarMuy buena teoría, es tan cómodo estar con alguien con confianza en el sofá, como tan incómodo estar con alguien con quien no la tienes.
ResponderEliminarEspero que te pueda seguir siendo así con tus colegas, por muchos sofases :)
El Tetris humà al que, normalment, obliguen els sofàs diu molt de les relacions entre les persones que hi jeuen.
ResponderEliminarQuan, per posar un exemple a l'atzar :), una dona i un nen el monopolitzen estirats envian-te a tu al silló, vol dir que la relació està consolidada i tu (és a dir: jo) mentre et deixin veure la peli to t'està bé.
¿Te refieres a alguna sensación específica? ¿O simplemente a sentirte cómodo? (estoy totalmente de acuerdo que si estás cómodo con alguien en un sofá ESTÁS CÓMODO, y como estés incómodo, INCOMODÍSIMO).
ResponderEliminarMi duda viene porque... últimamente hay una cosa que me..."soprende": con gente con la que se nota que estamos cómodos mútuamente... siempre, por muy grande que sea el sofá, acabamos pegados... y lo que más me sorprende es que ¡me acaban tocando los pies!...
No soy para nada escrupulosa con ellos, me dan igual. Si tuviese que dar un masaje, si no huelen mal, claro, lo daría. Pero... sí, me sorprende que tiendan a tocármelos, acariciarlos mientras hablan, ven la tele... ¡Y sin pretensiones, claro! :P
Mientras los pies no esten frios, la imagen es grata...
ResponderEliminaralgo tan simple como un sofá...
ResponderEliminarjajaja, que buena teoria la tuya eh! completamente de acuerdo en eso del momento sofa... valido para amigos, pareja, familia... ;)
ResponderEliminarGracias a todos!
ResponderEliminarEn cuanto a tu pregunta, Kashit0, si bien es cierto que lo de tocar los pies es parte de la escena, me refería a una sensación diferente. Algo más cercano a lo de sentirte CÓMODO... Aquella fue esa sensación un tanto infantil de esto es todo lo que necesito/quiero. La del sábado fue algo más madura, quizá no es TODO lo que quiero, pero lo quiero SIEMPRE. No sé si explico la diferencia....
(Podía haber escrito esto en un post y me ahorraba pensar otro.. :P)
PD:Gonzalo yo SIEMPRE tengo los pies frios xD
Comparto semejante perla de teoría.
ResponderEliminarÓjala puedas compartir el resto de tu vida todos esos sofases.
Un cálido saludo desde inglaterra
=)
Me ha encantado. Con tu permiso me pasaré por aquí a ver que te cuentas.
ResponderEliminarYo tenía una teoría parecida. Era la de las "no conversaciones" que consiste en que si puedes estar sentado junto a alguien durante un tiempo sin sentir la necesidad de decir nada, ni sentirte incómodo por ello; en definitiva si lo que te gusta es, sencillamente, estar a su lado sin más, es que ahí hay algo que vale la pena.