sábado, 31 de diciembre de 2011

Escoge la opción 2

Hay momentos de tu vida en que no eres feliz. Sucede. Nos ha pasado a todos. Cuando te pasa, únicamente tienes dos opciones:
  1. regodearte en tu propia miseria
  2. hacer algo para remediarlo
Las dos son opciones válidas, aunque no son igual de recomendables. Lo habitual es pasar una temporada en la primera, hasta que lo asumes y decides pasar a la opción 2. No obstante, hay gente, mucha gente, que tiene miedo de hacerlo. La opción 2 asusta, porque implica hacer algo. Actuar. Porque parece que haya que trazar un plan de acción infalible y perfectamente definido. Una hoja de ruta con pasos semanales  y planificación a tres años vista. Pero resulta que yo me dedico a gestionar proyectos. Y si los proyectos ya son algo vivo, casi imposible de planificar, os puedo asegurar que lo único que se seguro en mi vida a tres años vista es que voy a seguir llamándome Laia. O quizás ni eso. Además, si estás en la opción 1, es imposible pensar un plan a tres años vista. No deberíamos olvidarlo. Probablemente, te cueste pensar en un plan más allá del café de la mañana.

Pasar a la opción 2 es más simple que eso. Hay que hacer algo. Algo. Esa es la clave. Ese algo puede ser cambiar de colonia, de trabajo, de pareja, de ciudad... o simplemente de actitud, de mentalidad. Suena banal, pero un cambio de mentalidad lo puede ser todo. El principio de todo. El cambio empieza en el momento que decides hacerlo. Para cambiar de trabajo, debes hacer un currículum, mandarlo, dar voces. formarte si no lo estás suficiente. Si tu físico no refleja como te sientes realmente, córtate el pelo, cambia de sexo. Si tu relación no funciona, arreglala, o déjala. Estar soltero no es un problema, si no haces que lo sea.

Si no eres feliz, decide serlo. Tírate a la piscina, sea cual sea tu piscina, y sea cual sea ritmo.

Yo decidí, hace casi un año, que este iba a ser mi año de Matrícula. Y además de que podría apuntarme alguna como propia, confieso que lo ha sido. Estamos en un momento económico y social horrible, sin perspectivas de mejora, aunque yo escriba la versión adulta de  la carta a los Reyes Magos. He tenido que aprender a convivir a más distancia. Sigo sin piso, porque no me atrevo. No he visto a Laia. Creo blogs nuevos para actualizarlos tan poco como este. Pero sigo haciendo lo que creo correctoleo más y lloro en el cine. Exploré lugares tan recónditos que no figuraban en mis mapas, elegí creerque respondieran que sí. desterré algunos de mis miedos y acabaron rescatándome. Descubrí que había cometido más errores de los que creía y corregí públicamente aquellos que creía que debíais conocer, pero que conste en acta que si tengo que arrepentirme de alguno es, única y exclusivamente, de los que no me dio tiempo a cometer.

Si me aceptáis un consejo para el 2012... Escoged la opción 2.
Feliz entrada y... ¡cuidado con las uvas!

martes, 27 de diciembre de 2011

Enmiendas

Tengo que decir que me equivocaba. En primer lugar, mi teoría del sofá es cierta, pero funciona justo al revés. Toda la vida creyendo que lo importante era poder poner los pies. Y resulta que lo importante son los latidos. ¿Tiene lógica eh?

Y en segundo: Sí, se puede. Quizás no cumplir años hacia atrás, quizás no recuperar la inocencia perdida, pero sí volver a creer en la magia. Volver a creer en Nunca Jamás.