Llegué a casa con el tiempo justo para ver como daban las 12 y Sol se convertía en algo mucho más hermoso que cualquier fin de año.
Me dormí con la tele encendida y el móvil en la mano. Y con esta imagen en mis retinas, soñé que era posible, que quizá a aquellos a quien pagamos su sueldo hubieran recordado por fin el significado de Democracia.
Me he despertado nerviosa. Consciente quizá de que los mejores sueños suelen acabarse al despertar. Otra vez, Twitter me ha dado la respuesta. #DesalojoSol. Mierda. 5 a.m. 200 personas. Más de 15 furgonas. Palma. Oviedo. Valencia? Las informaciones a menudo se contradicen, pero veo fotos nuevas con imágenes demasiado repetidas.
Señoras, señores, entiendan una cosa. No somos cuatro niños malcriados jugando a imitar la revolución que vivieron nuestros padres. Somos miles de adultos que no están dispuestos a perder el estado de bienestar en que nos criaron. Y mucho menos aún, a dejar que nos lo arrebaten. Somos demasiados. Podréis desalojar a 200, pero no acallarnos a todos.
Un móvil, una cámara, mi presencia y mis palabras. Estas son mis armas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario