domingo, 16 de septiembre de 2012

Gracias, Javier Salvador

Esta es mi respuesta espontánea a un artículo de opinión publicado en un periódico de Almeria. LA he escrito desde la cama, aún con la mente sin despertar del todo, así que lo que escribo es sólo desde dentro. Desde lo que siento. Me gustaría que antes de leer mi texto, leyerais el artículo: Envidio a Cataluña
Gracias, Javier. Si todos los que piensan como tú hubieran hablado más fuerte (o simplemente hablado) antes, si alguien con sentido común hubiera roto una lanza a nuestro favor hace tiempo, si hubiéramos sentido que el resto de España se nos valoraba, si hubiéramos sentido no ya la admiración que nos profesas, si no al menos, un poco de respeto, nunca hubiéramos llegado hasta aquí.

Pero siento que ya es tarde. Estos días, en mis círculos más íntimos, los más radicales, los más didácticos, los que más argumentamos y hacemos por nuestra futura independencia somos descendientes de emigrantes, algunos incluso castellanohablantes, otrora defensores de un modelo integrador, federelista, que ya no vemos viable. Es demasiado tarde para confiar en la buena voluntad de una España que, cuanto menos, ha ignorado los ataques reiterados hacia nuestro pueblo. Duele tanto el agravio cómo la pasividad ante el mismo. Años y años de anti-catalanismo como leit-motiv (electoralista, o no) no se resuelven con un artículo amable, aunque salga de dentro y se agradezca de corazón.

Gracias por entendernos, por admirarnos, espero que podamos convertirnos en buenos vecinos.
En parte también quiero que este escrito sirva de respuesta a mi querida Kashit0, al hilo del comentario en el anterior post en que explicaba por qué me manifiesto, y en definitiva, por qué quiero la independencia. No porque sea ella, si no porque es el único comentario contrario a la independencia formulado con respeto. Dice que le da mucha pena que no queramos seguir con ellos, mucha rabia que les rechacemos así. Y esto, pequeña, es exactamente lo que siento yo cada vez que algún gilipollas abre la boca en público insultándonos, diciendo mentiras como que aquí se persigue a los que hablan castellano, riéndose de nuestros incendios o diciendo que es Extremadura quien rescata a Cataluña, cuando el dinero que hemos pedido es menos que el dinero que está presupuestado y no transferido en los últimos dos años (expolios fiscales aparte), cuando se nos acusa de fascistas e intolerantes y cuando se nos exige que nos sintamos no Españoles, si no Castellanos. Tampoco entiendo que siendo la región que más riqueza aporte, en lugar de copiar nuestro modelo, o aceptar nuestros consejos, se intente cambiar, y se desprecie. Al fin y al cabo, cuando Europa nos "presta" dinero, sí le hacemos caso, ¿por qué no aplica lo mismo para nosotros?

He explicado durante toda mi vida, a todo aquél que haya querido escucharme o leerme, desde siempre, lo que siento por mi tierra, por mis raíces, que al fin y al cabo, no es nada tan distinto de lo que siente la mayor parte de la gente por las suyas. Yo no era independentista porque creía que Cataluña tenía cabida dentro de un Estado español. No me volví con la crisis, como algunos apuntan, si tuviera que elegir una fecha, podría dar la de la sentencia del TC contra el Estatut, o un poco antes, cuándo mantuvieron a un juez con el mandato caducado para asegurarse la mayoría conservadora, o un poco antes, cuando en el Parlament se aprobó un Estatut de mínimos, pensando quizá que así lo aprobarían... La crisisi y la actitud de este gobierno sólo ha catalizado lo que llevamos tiempo sintiendo.

Yo hubiera podido sentirme española si España hubiera querido entender a Cataluña, pero no lo hace, no lo ha hecho. No nos entienden con nuestras diferencias culturales. El problema no son las personas, hay personas cojonudas en todas partes, personas cojonudas que entienden Cataluña, y personas cojonudas, que no la entienden porque la desconocen, pero lo peor de todo, no es toda esa gente que nos insulta, que hace del anti-catalanismo bandera electoral. El problema son todos los que se han quedado callados. Si este buen hombre hubiera escrito este artículo cada vez que alguno de sus políticos nos criticaba, si no hubiera tenido miedo a que le llovieran tortas por todos lados antes, si desde España, ese país al que pertenecemos, pero del que no nos sentimos parte, se nos hubiera defendido, no habríamos llegado aquí.

Es como cuando en el colegio el chulo de la clase se mete con el empollón de gafitas, unos cuantos le apoyan y hacen mofa de él porque además lleva aparatos... Y los demás, los buenos, miran a otro lado, incluyendo profesores. El empollón de gafitas y aparatos, tiene dos opciones, defenderse o aprender a hacerse fuerte, ignorarlo y hacerse mayor. Si opta por la segunda opción, acabará convirtiéndose en un adulto inteligente que sabe lo que quiere.

Pues eso somos. Antiguos empollones con gafitas que crecimos como pudimos ignorando un problema, esperando que cuando nos hiciéramos mayores todos, los chulitos dejaran de molestarnos. Lo que no vamos a permitir, es que en una cena de ex-alumnos, vuelvan a tratarnos igual. No estamos para que nos sigan dando collejas a nuestros años.

No hay comentarios:

Publicar un comentario