sábado, 13 de junio de 2009

Te desean tus amigos de parchís...

Las llamadas del día antes de los que siempre me hacen un día mayor, los sms apurados de "llego tarde, xo te quiero igual que cada año" de algún amigo con problemas de agenda, al que contestas con un: "no, tranquilo, llegas con 10 minutos de adelanto"...

Oír como suena el móvil, y saber que són las 12. Leer el primer mensaje, que siempre es de aguien especial, aunque este año el especial ha sido sorpresa, y quizá por eso más. Yo también te hecho de menos. Que mi padre me llame a las 00:10, aunque siempre me pregunte si nací a y 5 o a y 10, como si yo fuera a acordarme... Que el despertador de mi madre suene 15 minutos antes de la hora habitual, y ella se levante sin hacer ruido para prepararme el desayuno. Fingir que no la he oído y aprovechar para mirar el resto de mensajes que hay en la bandeja de entrada del móvil y que, por suerte, y tal como me desean, no me han despertado a horas intempestivas de la noche.

Que mi madre suba a despertarme y me dé los regalos como si fuera Navidad. Las llamadas de mis abuelos, mi padre, mi padrastro y Alex antes de que me haya dado tiempo a ducharme! Estrenar alguno de los regalos que siempre acierta, y mirar los posts facebookeros de los más trasnochadores, o de los que han madrugado. Que Hector me recoja y se olvide de felicitarme, como hace siempre, y discutir de fubol, politica, reirnos con el Doraemon, y insultar al capullo de turno. Llegar al trabajo como si fuera casi un festivo, besos, abrazos, algún que otro despistado que reconoce azorado que se le había olvidado. Que te suelten un, no sé si serán los años, la camiseta o que te sienta bien el día, pero estás radiante, jodía. Recibir un mensaje de alguien que sabías que lo mandaría, aunque no entiendas que lo siga haciendo, y, pese a todo, sonreír encantada. Las visitas furtivas por el despacho toda la mañana.

Desayunar al sol, con un poder de convocatoria que sólo el pastel de chocolate podría tener. Conseguir trabajar un poco, y acabar lo que te habías propuesto, aunque a las 2 y 10, como siempre. Leer en diagonal, sin tener tiempo a contestar, pero sonriendo y asintiendo a cada comentario, las felicitaciones del muro, justo antes de salir corriendo para no llegar tarde a comer. Que te sobren 10 minutos y poder tumbarte en el cesped. El sushi y los YakiSoba del Take-Ya de Gran de Gracia. Algún moco que te recuerda que aunque sea tu cumpleaños el mundo sigue girando en su órbita habitual, y alguien que te defiende recordando que hoy, no debería.

Minipaseo al calor de Barcelona, hasta dejarte caer en una terraza a la sombra. Un café con hielo esperando que lleguen las 5, y la moto de mi padre. Llamadas desatendidas porque, para variar, sigo sin oir el móvil. Bajar al Born a escoger uno de mis regalos, y que lo acabe eligiendo él. Tomar una cerveza fría en la granja de Argentería, mientras abro el regalo sorpresa que sabía que me harían. Llamadas desde el trabajo, desde la playa, desde la vuelta de vacaciones. Volver al barrio y comerme a besos a mi niño pequeño y a mi abuela. Que mi abuelo se acuerde de felicitarme otra vez. Que aparezca mi tía con un collar fantástico, y contando que mi prima iba a venir, pero al final se ha liado.

Que vengan a recoger al peque, que acaba de ponerse malo, y se olviden de felicitarme. Que me regalen una caja de bombetas, y el tete se excuse en que lleva todo el día pensando en llamarme, que a ver qué quiero, que los regalos el sábado. Comernos un pastel verde y sin velas, porque ahora no se llevan, y acabar soplando un mechero. Descorchar el cava favorito de mi abuelo, y pretender que nos acabemos la botella, aunque a mi no me guste, y el prefiera que le sobre para un par de días. Volver a casa, y encontrar que aún faltaba un regalo por abrir. Meterte en la cama agotada y pensando que, la fiesta, mejor mañana.

Despertarte muy pronto al día siguiente y ver que el móvil parpadea. Leer un par de mensajes que te arrancan una carcajada. Recordar que hay cosas que nunca cambian, aunque otras, en cambio sí lo hacen. Preparme un café, abrir el ordenador, leer los posts, los comments, los mails, pensar que como no voy a creer cada año que el que viene va a ser mejor que el anterior, si cada año, lo empiezo rodeada de flores.

Y darte cuenta, de que nunca debería cansarme de dar las gracias.

3 comentarios:

  1. Que recibas mensajes a las 12, durante e incluso al día siguiente es lo que hace que no me aclare si Tu Día es el 12 o el 13!!!

    Pero pensé que... si no de las últimas... de las primeras... Si los santos tienen octava... los cumples...

    Felicidades, Petita!!!!

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  2. Que maco Laia, és maquíssim.
    Encara no entenc perquè no et dediques a escriure.

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  3. * Muchas gracias Ka, de corazón

    * Gor, ja m'hi dedico a escriure, no ho has llegit? ;)

    Esciure algo per a que m'ho publiquin, es només un somni, potser algun dia, quan tingui alguna cosa a dir... Ara mateix, no sé d'on treuria la historia per escriure una novela sencera, tot i que, potser, tot es posar-s'hi, com amb les redaccions de la Freixes...

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