martes, 22 de noviembre de 2011

Mariano, te toca.

Mariano, soy muy feliz con mi vida. Mucho. Y quiero seguir siéndolo. Te voy a contar qué espero de ella en los próximos cuatro años. Y te voy a subrayar las partes en las que puedes y debes intervenir. 

Quiero que mis padres mantengan su trabajo hasta su jubilación. Que no les paguen el sueldo de un año y les manden a casa hipotecándoles el futuro. Que no les rebajen el sueldo ni les obliguen a cogerse vacaciones no pagadas. Que llegado el momento, cobren la jubilación que se merecen después de llevar trabajando desde los 15 años. Que ese momento no se retrase más, no les toca. Que no les cueste un infarto mantener sus puestos de trabajo.

Que alguien con dos carreras y un máster y medio no tenga que estar trabajando de becario si quiere seguir trabajando en su país. Que la mitad de mis compañeros de promoción puedan volver a casa si quieren, sin tener que renunciar a un buen trabajo. Hoy, podría pasarme més y medio recorriendo Europa durmiendo una noche en el sofá de cada uno de ellos. 

Que sacarse una carrera en 10 años mientras has estado trabajando se valore. Y que se recompense el esfuerzo. Sueldos que permitan vivir, y no sobrevivir.

Que mi hermana encuentre un trabajo relacionado con lo que estudió. O que pueda permitirse seguir estudiando para encontrarlo.

Que a mis abuelos, cuando ya no puedan valerse por si mismos, no les falte nada. Sus hijos y nietos estaremos trabajando. ¿Quién va a cuidar de ellos? 

Que mis sobrinos sigan estudiando en catalán. Tus representantes en mi tierra ya han reconocido que la immersión lingüística NO es un problema. Reconócelo tú. Que nos dejéis ser catalanes. No somos monstruos. Pero estamos cansados de tener que estar todo el día demostrándolo. Creo que los vascos les pasa algo igual. Quiero que escuches lo que quieren decir, porque todos tenemos derecho a ser escuchados. Quiero dejar de sentir que somos una losa. Si os molestamos, dejad que nos larguemos. Si queréis que nos quedemos, tratadnos bien.

Que mi primo pueda desarrollar su proyecto sin tener que hipotecar su casa. Ayudas para la gente que tiene buenas ideas. Dan trabajo a más gente. ¿Sabes, Mariano? Hoy es mi primer aniversario en mi ya-no-tan-nueva empresa. Una empresa que fundaron un par de emprendedores, y que ahora da de comer a mucha gente. Quiero seguir trabajando aquí. O al menos, que la decisión de no hacerlo sea mía o de mis jefes. Quiero mejores infraestructuras para poder desarrollar nuestro trabajo. Menos trabas. Menos invertir en rotondas y más en fibra óptica

Seguramente, querré irme a vivir con mi pareja. Quizás casarme, tener hijos. Necesito un piso, Mariano. Un piso que pueda pagar, a poder ser en mi barrio de toda la vida, y que no me haga sentir que el piso de 75 metros cuadrados dónde he crecido era del tamaño de la casa dónde tu vas a mudarte. Conciliación familiar, y no lo que promueve tu querida Soraya.

Sólo quiero seguir siendo feliz, Mariano. Y seguir siéndolo aquí. Ambos sabemos que no te he votado, pero cómo te encargaste de recordar hace dos noches, también eres mi presidente. Yo quiero recordarte que, cómo viene siendo habitual en este país, las elecciones no las has ganado, si no que las han perdido otros. Y además, que yo pago tu sueldo, y no al revés. Demuéstrame que te lo mereces.

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