sábado, 30 de abril de 2011

Los libros no dicen nada

Extracto de la película Fahrenheit 451, de François Truffaut,
basada en el libro homónimo de Ray Bradbury


No hay nada en ellos: Los libros no dicen nada. Mire, todo esto son novelas, tratan de personas que jamás han existido. Las gentes que las leen quedan descontentas de sus vidas y sienten la necesidad de vivir de otros modos, lo que jamás podrá ser en la realidad. (...)

Toda esta filosofía hay que hacerla desaparecer. Es aún peor que las novelas. Pensadores, filósofos, todos dicen exactamente lo mismo: sólo yo tengo razón, los demás son idiotas. Los de un siglo nos dicen que el destino del hombre está trazado de antemano. Los del siguiente, que tiene libertad para elegir. Cuestión de modas nada más. La filosofía es lo mismo que... falda corta este año, falda larga el año que viene.

Mire: todo vidas de hombres muertos. Biografías se llaman, y autobiografías. Mi vida, mi diario, mis memorias, mis memorias íntimas. Naturalmente, al empezar, sólo les empujaba el deseo de escribir. Pero tras el segundo o tercer libro sólo querían satisfacer su vanidad, destacarse de la masa. Ser distintos. Sentirse con derecho a despreciar a los demás. (...)

Ah... este debe de ser muy profundo: La ética de Aristóteles. Cualquiera que lo haya leído, a la fuerza ha de considerarse superior al que no lo ha leído. Y es inútil, compréndalo, todos hemos de ser iguales. Sólo se alcanza la felicidad estando todo el mundo al mismo nivel. Por eso debemos quemar los libros, Montag. Todos los libros.

martes, 26 de abril de 2011

Demasiado

Se dejó caer en la cama, a su lado, temblando, dándole tiempo, entre caricias, para que su respiración recuperase el ritmo. Le besó la nariz y susurró un te quiero que no obtuvo más respuesta que una sonrisa temblorosa. Leyéndole el pensamiento, añadió. -  Sí, lo sé... Es demasiado pronto. Pero te quiero. Demasiado. - Sonrió y se dejó besar, consciente de que aquel beso era todo lo que conseguiría de sus labios. Se apartó ligeramente, contemplando su cuerpo desnudo, suspiró y retomó su monólogo.
- Voy a dejarte.
-¿Qué...? ¿Cómo? ¿Por qué? - se zafó de su abrazo, se sentó en la cama y le miró fijamente, incapaz de encontrar lógica al razonamiento de su amante.
- Porque te quiero demasiado.
- ¿Por que no te he dicho que te quiero? ¿Que yo también? - se acercó y volvió a besarle - Yo quiero estar contigo, ya lo sabes.
- Pero no me quieres. Y yo te quiero demasiado. No quiero volver a estar en ese lado de la balanza.
- ¿Y cómo vas a averiguar cuánto puedo llegar a quererte si sales corriendo ahora?

domingo, 17 de abril de 2011

Otro angulo

Otro ángulo

Siempre me gustaron los ángulos complejos, mirar las cosas como ningún otro saber verlas. Es cómo cuando (no) escribo lo contrario a lo que siento. O cómo cuando me apetece tanto escribir que paso semanas sin actualizar el blog. O cómo cuando, ahora que no tengo fotolog, hago más fotos que nunca.Cómo que ahora que está de moda tener blogs tecnológicos o temáticos, el mío es cada vez más disperso. También cómo cuando escribo de ti ahora que te has convertido en él y ya no te echo de menos. Puede que incluso cómo cuando tú finges follar y en verdad haces el amor. O cómo cuando yo me desnudo sin quitarme la ropa.

Aunque puede que sea solamente que no sé ni quiero aprender a ver las cosas como el resto de la gente.

miércoles, 6 de abril de 2011

Microsiervos

Mi padre recorta artículos de los periódicos y las revistas. Los acumula encima de la mesa, pero al menos se deshace del resto de la revista que ya no le interesa. No es que los lea en diagonal la primera vez, es que es le gusta releerlos. Cuando voy a verle, suele aguardar, al lado de su montón propio, un montoncito reducido para mí. Pueden ser noticias relacionadas con mi trabajo, nuevos gadges tecnológicos, contras o entrevistas, o cualquier cosa que, por cualquier motivo, crea que me van a interesar.

Su montón también suele contener unas cuantas circulares de su empresa, que no tiene tiempo de leer en la oficina y se trae en formato papel para leer en el sofá. Con el tiempo, la impresión de circulares ha dado lugar a noticias del agregador de su empresa, que a veces se cuelan en mi montón. A veces, incluso aparece algún artículo leído en internet y de procedencia no concreta. Quién sabe: mails reenviados, artículos de periódico en formato digital...

Ayer mi montón solamente contenía un par de folios, una única noticia. Me la dio en mano. Sonreí incluso antes de leerla. Era de Microsiervos. Un post sobre un libro que le había parecido interesante: El gen egoísta. No supo decirme cómo había llegado hasta allí. Había leído algo sobre el libro, se puso a buscar información y le gustó el artículo. No había pasado por alto mi sonrisa y quiso saber qué era eso de Microsiervos. Le dije que una web de cultura generalista y tecnología. Le conté que estaba suscrita y que la leía siempre que podía. Él también sonrió.

El gen egoísta existe, pero el de la curiosidad, también.
Y es hereditario.

domingo, 3 de abril de 2011

Sortu

Seguramente no me he enterado de la misa la mitad y me esté metiendo en un jardín del que no pueda salir, pero cada vez que leo alguna noticia sobre ilegalización de Sortu, siento pena. Independientemente de que comulgue o no con sus ideas, independientemente de que sus miembros puedan provenir de otras fuerzas políticas ilegalizadas. Incluso independientemente de que alguien se haya mostrado en el pasado a favor del grupo terrorista.

Hoy, año 2011,  no lo son de ningún partido que no sea Sortu. Condenan a ETA y su violencia en sus estatutos. Condenan a una organización terrorista que empezó a gestarse por la falta de vía democrática hace 50 años. ¿No sería ahora el momento de matarla recorriendo el camino contrario? Hemos sido capaces de mirar hacia otro lado tras cuarenta años de dictadura y de mantener a ministros franquistas en el órgano democrático. Pero no somos capaces de abrir dejar que otros busquen la salida democrática, aún cumpliendo los requisitos legales. Siento lástima. De todos nosotros.