jueves, 23 de julio de 2009

Roger

Ayer fui a ver a mi sobrino virtual. Virtual porqué le veo más online que en carne y hueso... y porqué no es mi sobrino. Es el hijo de mi mejor amiga de toda la vida, esa personita con la que creces, aprendes, te peleas, descubres... y de la que las circunstancias te van separando, pero no distanciando. La última vez que le vi, su proeza era aguantar el cuello erguido. Ahora casi anda. Su madre y yo nos conocemos desde los 3 años. Entramos juntas a lo que ahora sería P3, que en nuestra época y en nuestro colegio era maternal. Somos tocayas, así que los profes nos llamaban las laias, para ahorrarse trabajo. Dejaron de sentarnos juntas para que aprendiéramos a hablar por señas, o por notitas.

Yo era la inteligente, ella la lista. Hacíamos todas las trastadas que se le ocurrían, y ella se comía el marrón, porque a mí me creían incapaz, o abducida inducida, nunca lo he tenido muy claro. Estudiábamos juntas, entrenábamos juntas. Resultó que hasta nuestros apartamentos estaban cerca, con lo que también pasábamos juntas el verano. O al menos, la mitad de verano que yo pasaba con mi padre.

Mi primera gran borrachera no fue con ella, aunque la suya sí que fue conmigo. Ella era la de los mil novios, yo la que pensaba que mejor mantenerlos a raya. Fumaba porros cuando mi mayor locura era tomarme un par de chupitos de licor de frutas. Ella era la guapa, la simpática y la sociable. Yo era su amiga. Gracias a ella conocí a gente que nunca habría conocido. Me enseñó mucho de música, aunque no consiguió enseñarme a tocar. Aprendimos juntas lo que era un chat, y la de horas que se pueden perder delante de un ordenador, cuando ibamos a 56ks, contratando bonos de horas.

Fuimos culo y mierda hasta los 16, cuando ella decidió que no aguantaba más a las monjas y las hipocresías de un colegio en el que o salías muy entero, o salías destrozado. Nosotras salimos enteras, o al menos, eso creemos, aunque cada una a su manera. No tuvimos nuestro gran viaje de fin de curso. Yo me peleaba con mis padres para que me dejasen salir por las noches, ella se levantaba a las 5 para ir a currar los fines de semana. Seguíamos soñando con la misma vida, y en conjunto, pero creo que las dos teníamos claro que cada vez iba pareciendo más improbable.

A los 19 años, cuando yo me estaba dando con un canto en los dientes para aprobar Electrónica 1 en la universidad, y acababa de enamorarme por primera vez en mi vida, ella firmaba la primera hipoteca con el padre de mi sobrino. Ha estado en todos y cada uno de los momentos duros de mi vida, desde siempre. Creo que yo no he estado en todos los de la suya, pero durante una época, cada vez que aparecía su número en la pantalla del teléfono, le pedía que me diera tiempo a sentarme, no fuera a caerme de culo. Rupturas. Reconciliaciones. Nuevas hipotecas. Bebé. Boda. Me llamó para anunciarme el embarazo cuando mi gran hito era que había dejado de ser solamente alumna para convertirme en profesora.

No criaremos juntos a nuestros niños, como creíamos hace 10 años. Seguramente, si algún día me decido a tenerlos, el (los?) suyo(s?) podrá(n?) hacerles de canguro a los míos, pero al final, eso es lo que menos importa. Nos vemos muy poco, pese a que vivimos a poco más de media hora de tren o coche, pero cada vez que lo hacemos, si subo a verla, o si baja ella, tengo la sensación que, pese a las abismales distancias, no ha cambiado nada, que seguimos siendo las dos crías de 15 años que se pasaban el día juntas, y cuando llegaban a casa se tiraban dos horas al teléfono, colgaban y se gastaban el saldo mandando ese invento nuevo tan raro de los sms, con nuestros zapátofonos de colores. En su casa voy descalza, nos dedicamos a criticar todo lo que se nos ocurre, porque no necesitamos ponernos al día, mientras su marido da la comida al niño. Nos mandamos tonterías por el facebook, nos cotilleamos las fotos, se ha hecho un twitter cuando descubrió que yo estaba enganchada.

No entra mucho por aquí, pero le encanta como escribo, y es la persona que más me ha animado a que intente ganarme la vida con ello, quizás porqué sabe que ese era uno de mis sueños. Nos llamamos poco, pero siempre contestamos, y eso, eso sí es lo que importa.

6 comentarios:

  1. Es lo UNICO que importa.

    Enhorabuena por esa gran amistad, es realmente emocionante.

    Saludos,
    YoMisma

    ResponderEliminar
  2. Eso es ser amigas desde la infancia y lo demás son tonterías. Ya puedes cuidarla, no todo el mundo tiene esa suerte.
    Por cierto, muchas gracias por tu visita.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  3. uaaaala, que bonic...me l'he llegit de cabo a rabo i m'he emocionat i tot, diga'm bleda!

    Els meus amics de la infància queden ja massa lluny. AIxò si, contínuem mantenint el contacte i saps que sempre estaran allí, com diuen, és l'ÚNIC que importa!

    ResponderEliminar
  4. Hola Laia ,... Sóc la Gemma .
    Bon dia !!!!
    Es molt molt macu tot lo que has possat . Me rigut i e recordat petits grans moments jejeje
    Avui en día es dificil conservar una amistad. Enorabona :****

    pd...s: i yo ??' xDDD

    Posso com anonim perque amb el compte Google no hem deixa.
    Ens podriem veure no?? i fem uns cans... jejeje

    ResponderEliminar
  5. Sempre que ho llegeixo m'emociono, és tan... TAN!
    :*******

    PD: Demà, un altre gran aconteixament a les nostres vides, especialment a la teva ;)
    MOLTA MERDA!

    (Jo)

    ResponderEliminar
  6. Jo més, de debó.

    (I digue'm imbecil, que ho he escrit jo, i em poso toveta cada cop que ho llegeixo xD)

    ResponderEliminar